martes, 14 de enero de 2014

Adaptación del cuento 'Toda clase de pieles'

La siguiente actividad que voy a explicar consiste en la adaptación de un cuento que nos contó nuestra profesora de Literatura infantil, Irune,  que le contaba su abuela; el cuento se titula:

'Toda clase de pieles'.. y comienza así:

Érase una vez, en un reino muy lejano vivían unos reyes; a estos reyes se les conocía como unos reyes muy dichosos ya que tenían todo lo que se podía llegar a tener, tenían mucho dinero, muchas joyas, un pueblo que les quería y al que ellos querían, eran muy bellos y tenían Amor; se querían mucho, no sólo porque ambos eran los más bellos de todo el reino sino es que formaban la pareja perfecta, asique un buen día decidieron tener un hijo.
Lo intentaron con todos sus esfuerzos y con todo el amor que pudieron hasta que por fin lo consiguieron, pero su suerte empezó a cambiar a raíz de la concepción de su primer hijo ya que los médicos de la corte les dieron la noticia de que esperaban a una hija; a los reyes no les importó demasiado ya que podrían tener más hijos más adelante, no les corría ninguna prisa, pero esa noticia no vino sola, los médicos de la Corte también les dijeron que la reina estaba muy enferma y que los comportamientos que tenía durante el embarazo estaban dejando de ser normales ya que la pobre no reaccionaba bien ante las medicaciones que ello podían darla, y que quizás en unas semanas, cuando diera a luz a su hija podría morir.
El rey al oír esta noticia se puso muy triste y la reina trataba de tranquilizarle; le pidió dos favores por si llegado el momento le pasaba lo que nadie quería que ocurriese. Le dijo al rey que cuando la hija que estaban esperando fuera más o menos mayor y consciente de las cosas le hablara mucho de ella, que su madre, aunque no estuviera ahí con ella la quería mucho y que siempre la iba a cuidar; también le pidió que le entregara una medalla con una Virgen, una rueca de coser y su anillo de boda.
El segundo favor que le pidió era que si ella moría, el reino no se podía quedar sin un príncipe, por lo tanto debería de casarse con otra mujer, el único requisito que le puso era que la mujer que el rey eligiera fuera más bella que ella.
El rey no quería ni pensar en las cosas que le había dicho su mujer porque no quería pensar que ese momento fuese a llegar. Pero llegó el momento y nació su preciosa hija con cabellos rubios y piel blanca como la leche, igual que su madre, que por desgracia murió en el parto.
La niña iba creciendo en el reino como cualquier niño feliz, con sus juegos y sus historias de colegio, pero su padre no podía evitar pensar en su esposa cada vez que miraba a su hija; la concedía todo tipo de deseos pero cada vez que se acercaba a ella no podía evitar entristecer.
Pasó el tiempo y el padre decidió darle a su hija los objetos que su esposa le había entregado y tener una charla con ella, como jamás lo había hecho; fue algo muy bonito para ambos porque nunca habían compartido un momento así entre ellos.
Esta conversación le dio al rey fuerzas para buscar una nueva esposa, más bella que la difunta reina y buscó por todos los reinos, miró hasta debajo de las piedras por si encontraba alguna mujer que le enloqueciera con su belleza, pero no encontró a ninguna.
El rey estaba desolado, el tiempo pasaba y él no tenía ninguna mujer con la que casarse y poder tener a su primogénito; en medio de esa desolación miró por la ventana y se percató de la belleza de su hija, que era incluso superior a la de su madre, y pensó en la posibilidad de casarse con ella; habló con sus Consejeros para ver si era buena idea y ante la situación tan crítica que se estaba viviendo en el reino, todos lo vieron como la mejor idea.
El rey le comunicó a su hija la idea que había tenido y la necesidad de aceptar que tenían los dos; la princesa estaba un poco asustada y le dijo que necesitaba pensarlo. Tras toda la noche en vela y la idea clara de que no quería casarse, se le ocurrió una cosa que no podía fallar para que su padre reconsiderara la idea; le dijo que quería los regalos que les daban a todas las prometidas los conocidos de la pareja cuando se iban a casar pero que ella quería un vestido tan dorado como el sol, otro tan plateado como la luna y otro tan brillante como las estrellas.
El rey reunió a todos los sastres de la corte para que buscaran los mejores materiales y así poder hacerle el mejor vestido a su futura reina; tras unos días de espera lo consiguieron y eran los vestidos más bellos que ninguno de nosotros nos podemos llegar a imaginar.
Al ver que esta petición no era suficiente, intentó ganar más tiempo pidiéndole al rey como regalo de boda un abrigo formado por un cachito de las pieles de todos los animales que habitaban el mundo; el rey esta vez reunió a los mejores cazadores con los sastres que le habían hecho los vestidos, y se pusieron manos a la obra.
La princesa, contenta porque lo que había pedido esta vez lo creía imposible, se extrañó al ver a lo lejos a los cazadores y a los sastres juntos cantando por lo que habían conseguido crear.
Ya tenía en su poder todo lo que había pedido, y esa noche volvió a pasar la noche en vela pensando en qué se le podría ocurrir porque su padre iba a anunciar en dos días su compromiso. Entonces fue cuando se le ocurrió huir, decidió escaparse al bosque, donde nadie la pudiera encontrar jamás y así no tener que casarse.
LA escapada fue a la noche siguiente ya que decidió que por la noche, y tapada con su abrigo de ‘toda clase de pieles’  , nunca nadie podría llegar a encontrarla; y por las mañanas con la luz del sol ella buscaría escondite y allí dormiría tranquila.
Un buen día, mientras dormía en uno de sus árboles donde se escondía escuchó a muchos perro y a muchos hombres gritando como si se tratase de una cacería; creo que ‘toda clase de pieles’ , que así es como la vamos a llamar, se asustó un poco pero ella no se movió y se cubrió con su abrigo, de manera que no la vieran; pero los perros tienen muy buen olfato asique la encontraron. Ella no quería desvelar su identidad asique se negó rotundamente a quitarse su abrigo. Ah! Se me olvidaba, la cacería y los perros correspondían a un reino vecino y había sido organizado por el príncipe de éste.
A nuestra princesa la ofrecieron trabajar de ayudante de cocina del cocinero de la Corte de aquel reino, y ella aceptó, asique ahí pasaron otro montón de años, no somos capaces de saber cuantos, y ella, ninguno de esos día se quitó su abrigo, por eso pensaron que a lo mejor la pobre estaba un poco loca.
Un buen día llegó a sus oídos que se celebraban tres días de fiesta y de bailes en el palacio porque el príncipe quería encontrar esposa y ella, emocionada por el acontecimiento, le preguntó a su nuevo amigo el cocinero si podría ausentarse unas horas en la cocina para ver desde lejos el baile, que la gustaba mucho mirar los vestidos. El cocinero aceptó con la condición de que cuando llegara la hora de cierre ella regresara corriendo a prepararle el caldo al príncipe que todas las noches antes de dormir se tomaba.
‘Toda clase de pieles’ subió corriendo a sus aposentos, se quitó el abrigo, se peinó sus largos cabellos, se perfumó y se vistió con el vestido tan dorado como el sol; el príncipe, cuando vio aparecer a esa belleza en su baile, corrió a bailar con ella sin dejar que nadie pudiera distraer su atención. Llegada la hora ella corrió a su habitación, se volvió a vestir con su abrigo y bajó a la cocina a prepararle el caldo, pensando que quizás dejándole una señal al príncipe alguna vez adivinara quién es; metió en su caldo la cadena con la Virgen de los objetos que su madre la había dejado al morir. El príncipe se tomó el caldo y casi se atraganta con la cadena, extrañado, de preguntó al cocinero que si era suyo, éste le contestó que no y el príncipe regresó a sus aposentos con el objeto.
Llegó el segundo día del baile y la princesa hizo lo mismo, se vistió esta vez con su vestido tan plateado como la luna y volvió a bailar toda la noche con el príncipe hasta que llegó la hora del cierre y se marchó a la cocina a prepararle el caldo como todas las noches, y siguiendo con su plan esta vez metió la rueca de coser; el príncipe notó algo extraño pero como el otro día no era del cocinero y esa noche estaba muy cansado lo dejó en su mesilla y se durmió.
El último día de baile pasó algo especial, llevaban bailando juntos dos días pero ese día ella se vistió con su vestido brillante como las estrellas y cuando apareció el príncipe se deslumbró con su belleza, no veía nada más que no fuera ella, sólo quería abrazarla y sentirla cerca.. bailaron hasta que ya no podía más y no se dieron ni cuenta de la hora que era. La princesa tenía que ir corriendo a la cocina a prepararle el caldo de todos los días, pero ese día, como ya he dicho ocurrió algo extraño, ella le metió el objeto como siempre, y esta vez era el anillo con la sorpresa que cuando llegó a los aposentos del príncipe, él la recibió con todos sus objetos y esperando a ver qué era lo que se iba a encontrar esa noche, cuando descubrió que era un anillo le dijo que se mirara en el interior del bolsillo de su vestido, encontró otro anillo y el príncipe le propuso matrimonio; ella alterada por los acontecimientos dijo un sí rotundo, ¡era lo que llevaba esperando desde que le conoció!
Aunque no lo hayamos vuelto a mencionar al rey, se quedó con mucha desgracia por la marcha de su hija pero comprendía que la situación era mala y en realidad la entendía porque no era plato de buen gusto para ninguno de los dos, pero él era rey y su reino tenía unas necesidades que él tenía que cubrir.. pero aun así no se le puede buscar explicación, no sabe porque tomó esa decisión, llamó a los consejeros y les dijo que ya no necesitaba que le ayudaran más, y pasó los días muy triste, hasta que una mañana llegó su hija.. estaba guapísima y le presentó a su futuro marido; hablaron de la situación y el rey se puso tan contento que cambió la ley por la que un rey sólo puede dejar el trono a su hijo varón y le explico al pueblo toda la situación.
El pueblo quería tanto a la familia real que consideraron la decisión como buena y todos vivieron felices en aquel reino lejano lleno de gente feliz.


He contado la historia lo mejor que he podido, pienso que estaría bien dirigido para niños entre los 9 y los 12 años; por supuesto más mayores no habría problema, pero por el vocabulario y los hechos que se suceden en el cuento es la edad ideal.
Respecto al cuento de la profesora Irune he hecho una variación principal que es el enfoque del final que creo que debía de tratar el tema del padre porque la idea de casarse con su hija no quedaba muy apropiada.

1 comentario:

  1. Bueno.. has contado el cuento tal cual y has añadido lo del padre al final. El incesto no es un tema adecuado para tratar con los niños y mucho menos con la ligereza que lo haces hasta el punto en que parece algo normal porque todos los consejeros están de acuerdo en que es la mejor opción. Eso es lo primero que tienes que cambiar en tu adaptación.

    En cuanto al vocabulario, no es problema porque los textos folclóricos deben contarse, no leerse. Cuando lo cuentes seguro que cambias las palabras.

    Básicamente no veo adaptación alguna en lo que has escrito... a parte del párrafo final. ¿Cómo puedo evaluar si sabes adaptar?

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